martes, 29 de marzo de 2011

Espacio y Tiempo

Rebuscando entre los papeles de un mosquito anopheles, amigo del alma, que ha muerto imprevistamente ayer a raíz de un sopapo que le dió un vecino, gorila de muy mal humor, me encontré con estas reflexiones que creo merecen publicarse como muestra clara y documentada de que la pequeñez física no supone un pensamiento igualmente estrecho:
"Hace horas que estoy pensando en el "tiempo" ya que percibo que mi tiempo se acorta sin darme apenas cuenta. Todo lo que sucede transcurre en el tiempo, igual que consumimos espacio. Mis vuelos de aquí para allá, en busca de un mendrugo que me alimente, ocupan espacio... y tiempo. Pero del tiempo apenas soy consciente, y por lo tanto apenas reparo en que también se acaba. 
  La razón evidente de esta ignorancia radica, creo, en que el tiempo no se ve, es invisible a mis ojos, y por lo tanto, no existe. De un vistazo soy capaz de apreciar mi espacio, y si éste se encuentra amenazado; pero para lo invisible se requiere otra atención, y siempre lo dejo para un momento mejor (quizá cuando llueve, y tengo que reposar a la fuerza bajo una hoja protectora).
  La sensación que consumo tiempo, y que por más invisible que sea, éste también es limitado puede resultar muy angustiosa. Quizá por eso el buen Dios lo ha hecho invisible. De esa manera nosotros, criaturas perecederas, podemos volar con alegría y dedicados a nuestros deberes cotidianos, si pensar que también consumimos tiempo... y que éste es limitado. "