miércoles, 5 de septiembre de 2007

¡mi maestro!

Máxima me ha vuelto a escribir. Me comenta que ha empezado a llevar un diario, y que aún no advierte nada nuevo en ella. De todas formas, agrega que confía en mí y que seguirá haciéndolo.

Me parece bien lo que haces, Máxima. Sigue practicando y más adelante te daré otras indicaciones.

Más como veo que estas en buen camino, te sugiero otro ejercicio que puedes hacer diariamente, sin eliminar el “diario”, por supuesto.

Este ejercicio me lo propuso mi maestro, hace ya años (aún conservo una foto de él que te muestro arriba) y que tiene mucha miga… pero eso lo dejo para más adelante.

Se trata de que busques un lugar concurrido, tanto importa que sea de gente o de animales. Eso lo dejo a tu gusto (puedes ir al zoológico si no tienes animales cerca).

Una vez elegido el lugar, que debe ser, dentro de lo posible, poco conspicuo, es decir que no te destaca del conjunto, te dedicarás a observar la fauna que pasa en tu derredor. Sólo mirar. Cuando sientas que ya no estás mirando sino pensando en otra cosa, te permites tomar breves notas resumiendo lo que has visto hasta el momento. Estas notas no deben ser “literarias” sino telegráficas, buscando rescatar de la memoria algo que viste, más que contárselo a alguien. Luego que las has hecho, vuelves a observar el panorama de los que pasan, hasta una nueva distracción en que repites la misma operación.

No lo hagas menos de media hora, y puedes hacerlo más tiempo… siempre que estés atenta al entorno y no perdida en ensueños. Debe ser una práctica diaria, regular, o por lo menos, lo más seguida posible. Pero no debe ser agobiante, ni debes realizarla cuando estás ocupada o preocupada.

Ya me dirás algo.

No hay comentarios: