domingo, 26 de agosto de 2007

1.Empezando a cambiar

Adso, mi primo


Conversando con mi primo en un momento me preguntó (a raíz de mi responsabilidad en este blog) si podía darle un buen consejo para mejorar su personalidad.
Le pregunté si tenía problemas con ella… y me respondió que no, pero que advertía que no siempre era bien mirado y su éxito social era más bien mediocre. Algo que, sin llevarlo al borde del suicidio, le preocupa un poco.
Yo insistí: “Pero, Adso ¡realmente estás dispuesto a hacer un esfuerzo serio por modificar esos aspectos tuyos que consideras mejorables!”
Y mi primo, luego de pensarlo un rato, mientras yo lo miraba expectante, me respondió con un rotundo “¡Sí!”.

Pues bien, le dije, he aquí lo primero que debes hacer para iniciar el proceso de cambio que te interesa. Y ten presente, le ratifiqué, que sin dolor, trabajo y voluntad, nada bueno puede conseguirse.
Asintió entusiasmado.
Aquí vá, le dije: “Lo primero que debes hacer, estimado Adso, es colocarte de frente a una superficie dura, mejor si es piedra, o algo parecido, y dar una fuerte cabezada contra ella. No tengas reparo en hacerte daño. Que yo sepa nadie se ha muerto por algo así”, concluí para calmar sus reparos.

Adso me preguntó si estaba bromeando, y le respondí muy serio que “en absoluto… si quieres cambiar ¡debes empezar como te lo pido!”. Se quedó reflexionando unos instantes, y como ya había llegado la hora de marcharse, aprovechó para hacerlo sin hacer nuevas preguntas. Lo ví alejarse y se me ocurrió que bien podría colocar este diálogo en el blog, para incitar a otros a seguir el buen camino.

En la próxima entrega, indicaré la segunda parte de este largo proceso que nos llevará, estén seguros, a completar unos profundos cambios positivos en nuestra conducta actual.

No hay comentarios: